Parecía algo estúpido el lavar, cuando tendría que lavar de nuevo al día siguiente. Me cansaba sólo de pensarlo.
Buscando y rebuscando, encontré no hace tanto, The Bell Jar o La Campana de Cristal en formato original y digital y lo he estado guardando con mimo, hasta temerosa de perderlo. Aún no lo he leído al completo. Hay muchas formas de leer, supongo. Probablemente la más común sea pasar de un libro a otro, pero tanto éste como la lírica de Plath, los leo saltando de unas páginas a otras, desde delante hacia atrás o desde atrás hacias delante. Los leo mil veces. Los leo haciendo pequeños paréntesis en el tiempo.
Me vi a mí misma, sentada bajo la higuera, muriendo de hambre, sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Los quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras estaba allí sentada, incapaz de tomar una decisión, los higos comenzaron a arrugarse y a ennegrecer, y, uno a uno, cayeron al suelo cerca de mis pies.
0 comentarios:
Publicar un comentario